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NO HACE FALTA

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  Podría ir y decirte que te extraña, que piensa mucho en ti, se le llenarían los ojos de lágrimas y me diría qué haces acá, Zoe, sería como recordar cada momento alegre y triste a la vez, un te amo y un te perdono, con tal de verte, de tomar tu mano. Esta acodado en la barra de un bar, los ojos de Zoe ya ni se mueven, fijos en un vaso de espuma blanca. «No hace falta/ Ya que me lo cuentes/ Si yo ya lo siento que no quieres más de mí/ No hace falta que me enseñes los dientes/ Si ya no te hace gracia y no quieres más de mi corazón»; Una de las chicas de la barra le extiende un cigarrillo y él se excusa, no fumo, hace mucho de ello; ir y decirte cómo lo hiciste, cómo lo lograste; contarte que a mi me costó unos dos o tres años, conforme los sueños fueron diluyéndose y ya no me golpeaban tan fuerte. «Y ya que me esquivas la mirada/Que ya no te importa nada/No ves que voy dando tumbos persiguiendo tu calor y tú no dijiste nada/ Que esa mierda envenenaba/Que ibas a cortar mis ala...

PÁJARO AZUL

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  hay un pájaro azul en mi corazón que quiere salir pero soy duro con él, le digo quédate ahí dentro, no voy a permitir que nadie te vea. hay un pájaro azul que quiere salir pero yo le echo whisky encima y me trago el humo de los cigarrillos, y las putas y los camareros y los dependientes de ultramarinos nunca se dan cuenta de que esté ahí adentro. hay un pájaro azul en mi corazón que quiere salir pero soy duro con él, le digo quédate ahí abajo, ¿es que quieres hacerme un lío? ¿es que quieres mis obras? ¿es que quieres que se hundan las ventas de mis libros en Europa? hay un pájaro azul en mi corazón que quiere salir pero soy demasiado listo, sólo lo dejo salir a veces por la noche cuando todo el mundo duerme. le digo ya sé que estás ahí, no te pongas triste. luego lo vuelvo a introducir, y él canta un poquito ahí adentro, no le he dejado morir del todo y dormimos juntos así con nuestro pacto secreto y es tan tierno como para hacer llorar a un hombre, pero yo no lloro, ¿lloras tú?

UNA CORBATA PARA EL FUNERAL

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Es verano y no tengo corbata. He tenido que prestar una a José. Ahora que la veo, sé que es horrible y a rayas. Me voy a un funeral, le dije, y él “quien se murió, compadre”, y yo “mi abuelo, Flaco”. Puso cara de tristeza y me entregó la corbata azul de ribetes rojos. Pensé en decirle que era un funeral y no un cumpleaños, solo por hacerle una broma, pero lo vi tan deprimido que no dije nada. Y ahora que estoy acá, sentado, con el verano en todos lados, con mi abuelo frente a mí, metido en un cajón e iluminado por dos candelabros, pienso que necesito una corbata. Solo cuando estuve cerca de la casa me apuré en anudarme la corbata. El velatorio había empezado ayer en la noche, pero yo no quise venir a verlo. Estaba tendido en la cama y con los ojos en el techo. Por la tarde mi primo había venido a verme y a preguntarme si iba a ir o no, y yo le dije que no tenía una corbata para ponerme. Mi primo se había quedado parado en el umbral de la puerta y me miraba confundido. Luego había c...

INSTRUCTIVA A ROMEO

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En la ciudad de Trujillo, a los veintiocho días del mes de Junio, del año dos mil seis, ante el Onceavo Juzgado Penal que dirige el Doctor Rubén García y García, compareció el inculpado Romeo Montesco, a quien se le toma sus generales de Ley; natural de Trujillo, nacido el veintidós de Julio de mil novecientos ochenta, con veintiséis años de edad, soltero, secundaria completa, presenta un corte en el mentón como consecuencia de un duelo, un tatuaje de una flor en el hombro izquierdo, con el nombre de Julieta, al que suelen llamar Montesco, sus padres Saturnino Montesco y Josefina de Montesco, quien en el presente acto nombra como su abogado defensor al doctor Benvolio, con domicilio procesal en el Jirón Zepita número doscientos diez, con número del colegio de abogados de la libertad número mil quinientos uno, a quien se le toma juramento.-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------...

UN VERANO PARA ABRIL

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Tengo trece años. El verano ha llegado al pueblo y las clases en el colegio están por comenzar. Me gusta ir en bicicleta. Aún recuerdo cuando conocí a Abril. Está parada a un lado del camino. Tiene dos hojitas de té por ojos. Respira como una rana; sentada al filo de un charco, con su bicicleta de canastilla tumbada en la hierba. Había pedaleado mucho desde el pueblo y su intención era llegar a la gran represa, me dijo. Me encogí de hombros y le dije que no había represa alguna, que ya iba a oscurecer y que sería mejor que regresase al pueblo. Yo empecé a pedalear mi bicicleta, dándole la espalda.  Al cabo de un rato, escuche el timbre ronco de su bicicleta a mis espaldas. Volví la vista y la vi pedaleando duro, gritando: ¡eh, espera!.  Dejé que me alcanzara y comenzó a pedalear a mi lado, zigzagueante, como un animalito que ya ni fuerzas tiene. -           ¿cómo que no hay represa alguna? – me preguntó, mientras amenazaba c...

PERROS DE CAZA

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Yo soy Bermellón, azafrán, malva, siena, albaricoque, turquesa, ónice, anjeo, arenque, corona, verdín, gorgonzola sin brillo. Camino por Betelgeuse, Pólux, Cástor, Capella, Perros de caza, Antares, Canope, la cruz del sur sobre mi casa. Ella cumple seis lustros y no treinta años. Y así, Camila dice que me conoce. Se cubre con una sabana y me dice: no me mires. Yo quiero ser una grulla y rascarme el mentón con una pata. Si por Camila fuera ella sería Psiquis y yo Amor. No la entiendo. Flota todo el día como un nenúfar y a mí me da miedo tocarla y que se hunda del todo. Se apoya en el balcón y me dice ven, ven mira. Yo la miro desde la cama, desnudo, pensando que en la caja del tímpano tiene una bailarina que no para de girar. Cuando vuelve a la cama y se mete bajo las sabanas me dice ven con tu pagoda. Yo le digo, tomándola del talle, que es una cornamusa de Numancia y no una pagoda. Se ríe cuando la toco y me dice: apúrate, ya va a oscurecer y te tienes que ir. Desde punta aren...

UNA RONDA Y NADA MAS

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Para entonces, yo había cumplido veintiséis años, llevaba una vida a tiempo partido: entre la universidad y un bar al que frecuentaban algunos intelectuales, por decirlo así, de la localidad. Frecuentar dicho bar me dio la oportunidad de conocer a prestigiados escritores; no tan prestigiados escritores; prestigiados pintores; no tan prestigiados y, así, al infinito. Pero fue en dicho bar en que tuve la oportunidad de conocer a Mario Vargas Llosa. Fue gracias a una invitación personal que el pintor Gerardo Chávez me hizo extensiva a la recepción que éste le haría a aquél en dicho bar, que además era de su propiedad. La cita había sido establecida a las cinco y media de la tarde. Entusiasmado, había tomado una de mis novelas preferidas, me había agenciado de algunas monedas, y había ido con dos horas de anticipación a la cita. El bar se encontraba abierto como siempre al público, más ese día parecía estar distinto: el barman, un gran amigo con el que se podía hablar desde Marguerite ...